Al principio, antes de que se creara el orden del caos, los elementos eran catástrofe. Las líneas invisibles y equidistantes eran devoradas por un fuego que inundaba la tierra con su magma: la metalurgia del cosmos o el caldo químico de la vida.
En ese inhóspito y primitivo planeta las leyes orgánicas siguieron su instinto, crearon formas monumentales, abismos, piezas perennes que inauguraban la permanencia posbiológica de la escultura y su pertenencia a la tierra.
La obra de Angella Holguin guarda respeto por las formas de la naturaleza, y plantea el origen como materia orgánica rebotando entre los límites de nuestro propio universo; como si la madera y los metales fueran parte de la misma biología humana. Sombras infinitas, repitiéndose en su propio perfil condenadas a las leyes de la física.
Origen y Fuego nos relata un despertar atómico y un recordatorio de nuestra diminuta existencia. Y así, como creación del demiurgo, Angella Holguin experimenta con la materia buscándose entre los cortadores láser y los corales tallados en madera. Construyendo el relato en donde la existencia depende de la destrucción ocasionada por el fuego eterno. El conjunto de esculturas se apropia del espacio físico y se filtra en nuestra dimensión interior para mostrarnos las intenciones de la artista: la materialización del ser.
Las piezas de Holguin son un viaje de autoconocimiento. Desde la experimentación con la materia hasta la búsqueda cosmogónica, Origen y Fuego es un ejercicio de la experiencia humana donde lo principal es el renacer y la creación que precede al caos. Plantarse en los límites de la naturaleza y los del lenguaje como proyectista de la fuerza interior.
Rastrear el origen por medio del poder escultórico, dejar que cada pieza se nutra de sí misma para luego existir.